Jaime Peñafiel: «La monarquía sigue siendo válida en España»

Monarquía española

Nunca una caída había dolido tanto. La del rey Juan Carlos en tierras africanas le ha costado la indignación de un pueblo asfixiado por la crisis y asqueado por los asuntos del yerno; la prensa ha levantado el veto de lo que hasta ahora era un secreto a voces: su relación extramarital con una aristócrata alemana y, por tanto, la ruptura total de su matrimonio; y, en un acto sin muchos precedentes en las monarquías, ha pedido perdón al público. Jaime Peñafiel, su cronista más fustigador, reconoce que la crisis es grave pero insiste en que después de las críticas llegarán los aplausos. Sólo ha sido un tropiezo.

La semana del 16 de abril de 2012 pasará a la historia por ser la peor semana de la monarquía española. En un momento en el que el marido de la infanta Cristina está pendiente de un juicio por corrupción de fondos públicos, el nieto mayor se dispara accidentalmente con una escopeta y el país se desangra con las medidas económicas impuestas, el viernes día 13, a las cuatro de la madrugada, horas antes de que Cristina Kirchner amenazase con expropiar YPF para agravio de Repsol y España, va y el monarca, que salía a esas horas de una cabaña en medio de un safari de lujo en Botsuana, tropieza con un escalón y su figura se viene abajo. Literal y metafóricamente. Literal porque se cayó al suelo, lo que le provocó una triple fractura de cadera, y metafórica porque lo que vino después ha causado una crisis sin precedentes en su imagen y en la institución.

Nada pudo salir peor: primero los españoles se enteran de que su rey, en lugar de no poder dormir por las noches pensando en el paro juvenil – tal y como dijo en el discurso de Navidad – estaba cazando elefantes, una actividad sólo apta para millonarios. Luego vino la polémica foto del monarca con un paquidermo abatido (aunque la imagen era de 2006). Más tarde llegó el gran escándalo: el cazador, había sido cazado. Don Juan Carlos estaba acompañado por la aristócrata Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la que todos los expertos señalan como su amante desde hace siete años.

La Reina, encima, escoge este suceso para confirmarlo. Pese a ser operado en España el mismo viernes, doña Sofía no acudió al hospital hasta el lunes siguiente como acto de rebeldía.  Y sólo estuvo quince minutos. El martes la hicieron recapacitar y volvió al hospital más rato, pero esto no hizo más que dejar a la vista la ruptura conyugal. Los medios internacionales, y por primera vez casi todos los medios nacionales, hablaban del affaire. Los ecologistas se echaron contra el rey y nunca los ciudadanos españoles habían protestado tanto y tan alto. A todo esto, Kirchner cumplió su amenaza.

El miércoles, tras recibir el alta, el monarca tomó una decisión histórica en sus 36 años de reinado. Tras salir de la habitación y hablar de su recuperación física, hizo una pausa y pronunció once palabras: “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”. La prensa agradeció el gesto pero las disculpas no han borrado el escándalo.

Para hablar de cómo la Casa Real ha llegado a esta situación y sus consecuencias futuras, nos hemos reunimos con el prestigioso cronista real Jaime Peñafiel, Juancarlista pero “crítico, respetuosamente crítico, con su majestad el rey”. Tras una semana de vértigo para los expertos en realeza, nos recibe en su ático de Madrid (a tan sólo 12 kilómetros del Palacio de la Zarzuela) el viernes a última hora de la mañana. El mejor momento para, una vez pasada la tormenta, analizar con perspectiva lo ocurrido.

Lo primero ¿por qué ha sido tan grave el escándalo? Los españoles saben que su jefe de estado bate animales desde que era joven. Y no es el primer escándalo. En 2006 saltó la noticia de que emborracharon a un oso ruso para que al monarca le resultase más fácilmente cazarlo. Entonces, ¿por qué ahora sí? “Porque en un país en la quiebra y con millones de españoles en la pobreza, a la gente le indigna saber que el Rey está cazando elefantes alegremente con su acompañante”.

Este es para el veterano periodista el mayor agravio. No que mate elefantes pues “es un deporte de reyes. El museo del Prado está lleno de cuadros con los reyes cazando”. Tampoco el asunto de Corinna. “En el terreno de la infidelidad los españoles son muy permisivos. No pasa como en los países sajones donde este tema puede afectar incluso al prestigio y la carrera de un político. Pero en España no. ¿Qué el rey tenga aventuras lo desmerece? No, ni un ápice. Pero que el rey esté metido en asuntos económicos (se refiere a que conociera los asuntos del yerno) y que, estando el país como está, no haya tenido la sensibilidad de decir ‘voy a estar quietecito porque no está el horno para bollos’, eso sí le ha afectado a la gente”.

Al final todo se resume en una cuestión de falta de ejemplaridad. “La razón de ser de las monarquías es que sus miembros sean ejemplares. Tienen muchos privilegios y pocas obligaciones, pero han de cumplirlas. Y a veces el comportamiento de unos y otros (refiriéndose a la Familia Real Española) ha sido, ya no ejemplar, sino ni correcto ni adecuado para quienes son.

La situación es grave porque según el experto ha afectado a “la persona, la institución y la familia”, que ya sólo existe de palabra. “Es una familia no sólo dividida sino rota, y no por culpa del Rey, sino por culpa de ese individuo, que es el que más daño ha hecho”. Se refiere a Urdangarín, al que aplica el término individuo “con toda la carga peyorativo que pueda tener”.

PREGUNTA. Cometido el agravio, ¿hizo bien en pedir perdón?

RESPUESTA. El rey que es muy sensible, un hombre fundamentalmente bueno, sin esfuerzo, sencillo… al ver las críticas, supo que algo tenía que hacer. Reconocer su error dice mucho a su favor. Que lo lamente públicamente también. Pero que prometa no volverlo a hacer…  El rey no tiene que descender a ese nivel. Un rey es un rey. Pero está tan afectado por la opinión pública, que reaccionó de esa manera.

A Peñafiel le han “deprimido” estás últimas cuatro palabras y durante toda la entrevista insiste en que hubiera bastando con decir ‘lo siento y punto’. Pero ¿es suficiente con pedir perdón?  “Claro. Yo me doy por satisfecho y le sigo respetando. Ahora bien don Juan me da pena ahora. A veces lo contemplo y no me gustaría estar en su papel”. Dice que lo vio “muy mal” en su comparecencia ante los medios. “Estaba violento, al borde del llanto, avergonzado, muy tenso, se estaba auto humillado, cosa que no era necesario”.

La promesa de “no volverá a ocurrir” también ha sido una de las mayores críticas por parte del público. ¿Qué quería decir? ¿que no volverá a cazar, que no irá con su amante o a que no lo volverán  a pillar? Parece ser que significa que a partir de ahora siempre hará público dónde está, cosa que hasta ahora no ocurría.

P. ¿Un rey tiene derecho a tener vida privada?

R. Vida íntima, sí, por supuesto, pero vida privada, no. Yo tengo que saber dónde está el Rey, donde va, con quien va, o dónde va el Príncipe

P. ¿Y por qué hasta ahora ha actuado de manera contrario? ¿Considera que es impune, le da igual todo?

R. Hasta ahora sí. Este país es muy reverencial a veces, hasta los políticos y la prensa, por supuesto. Esta última cortesana a más no poder. Entonces el Rey se sentía muy arropado, muy protegido y muy impune. De pronto esto se ha acabado y ahora pide perdón.

De hecho, todo el escándalo se debe a la mala suerte de la caída, pues si no hubiera pasado, “no nos hubiéramos enterado de nada”. ¿Qué otras cosa (viajes, encuentros, amistades, etc.) desconocemos del monarca? “Muchísimas. Esto es la punta del iceberg “, dice con una sonrisa que confirma su célebre frase de que vale más por lo que calla que por lo que cuenta.

Eso sí, el accidente ha servido para destapar la última de las tres “opacidades” de la Casa Real. “Una era la salud del Rey. Nunca se hablaba de ello y eso ya se ha despejado. Segundo, el dinero. Antes no se conocía como se utilizaba el dinero público. Ahora no se sabe quien paga y cuánto cuesta el fondo de armario de Letizia, pero se ha dado un paso pequeño. Y luego quedaba la privacidad”.

P. ¿Pedir perdón siembra un precedente en la Casa Real? ¿A partir de ahora, cada vez que comentan un error deberán pedir disculpas.

R. No creo que esto tenga segundas partes.

Sí reconoce, sin embargo, que algunos aprovecharán esta crisis para pedir la abdicación del Rey y la restauración de la República. Peñafiel, socialista de carné, opina que “los republicanos tienen todo el derecho porque es un sistema mucho más democrático que una monarquía. Y quienes piden la abdicación, también, pero estos últimos deberían reflexionarlo porque el país no está ahora para que el Rey abdique. Sería lo que faltaría a este país para cerrar y suicidarse”. Además, “un rey no debe abdicar jamás. El Rey morirá como rey”.

Otro problema es la falta de fe que esta crisis pueda causar en los Juancarlistas. “España es una monarquía sin monárquicos pero con Juancarlistas. Lo cual tiene un riesgo: si la persona falla, ¿qué hacen sus seguidores? En una institución sobria como en Inglaterra, cuando lo de Diana de Gales, los británicos condenaron a las personas, incluida la Reina, pero no la institución”, comprara.

P. ¿Peligra pues el trono de Felipe?

R. Pues sí, porque no tiene el carisma de su padre y se tendrá que ganar el pan todos los días. Y los jóvenes de hoy, no es que estén en contra de la monarquía, es que ni la entienden. Ellos no van a apoyar al Príncipe, ni mucho menos. Yo soy Juancarlista pero no voy a ser Felipista nunca. Para mí la monarquía morirá cuando muera el Rey.

Más adelante opina que esta crisis será pasajera.  “Los problemas personales son graves pero en España nunca pasa nada. Primero le criticamos y mañana le aplaudimos. Cuando lo de Iñaki la gente pudo recriminarle el hecho de que conocía lo que pasaba, pero las Cortes le dedicó un minuto de aplausos (después del mensaje de Navidad en el que afirmó que la  justicia debía ser igual para todos). Y al día siguiente de pedir perdón, la prensa daba vergüenza. No plantearon si el Rey ha perdido carisma; no, no, aplaudían hasta con las orejas. Por tanto el primer día que aparezca públicamente los aplausos van a durar, no dos minutos, sino diez”.

¿Entonces el trono de Felipe corre peligro o no? “Pues a lo peor todo sigue igual”, contesta la segunda vez.

Por otra parte, ¿sería justo quedarse sólo con los escándalos de los últimos tiempos? No, opina el periodista. “El Rey ha sido un ejemplo en la historia de las monarquías. Salir de una dictadura pura y dura a una democracia plena es algo que tenía unos riesgos. Tenemos que tenerle gratitud eterna. Eso no se puede olvidar por culpa de un safari, un elefante y esa compañía”. “Es el mejor rey de todos los reyes de Europa, salvo la reina Isabel”. Por cierto, antes de marcharse de safari, telefoneó a Kirchner. “Pero esta señora no le hizo caso. Ya tenía tomada su decisión y punto. Pero el rey hizo la gestión”.

P. Aún así, con su comportamiento últimamente, la Familia Real está haciendo más por la causa republicana que los propios partidarios. ¿Cómo ha consentido el rey esta situación?

R. Todo viene porque sus hijos se han casado con quien han querido pero no debido. Y ahí la culpa es quizás exclusivamente de la Reina, que actuó como madre y no como reina consorte, obligando al Rey a actuar como padre y no como el rey que es. Él no hubiera aprobado ninguno de los tres matrimonios, ninguno. Además, el mayor daño lo ha hecho un miembro de la Familia Real (Urdangarín) pero no un familiar o un pariente.

Entramos en el tema del matrimonio. Que el cronista le eché la culpa a Doña Sofía de gran parte de los males no significa que ella sea la única culpable. Al contrario. “Este fue un matrimonio no por amor ni tampoco de Estado porque el entonces príncipe no era nadie. Ella sí estaba enamorada, pero él no tanto, y luego la convivencia fue complicada porque vivieron a la sombra de la persona que tenía que decidir sobre su futuro, que era el general Franco, quien a veces no les hizo la vida fácil”.

Peñafiel, que en su día se enemistó con la Reina a raíz de que ésta no se mostrase más cercana con el periodista tras la muerte de su única hija (entonces Jaime tenía una relación muy estrecha con los monarcas) la compadece estos días. “Es una gran humillación. ¿Lo está llevando con dignidad? Eso intenta, pero el sufrimiento debe ser importante. Hasta ahora, incluso en comparecencias en las que el Rey no ha sido amable con ella, no ha acusado los malos gestos. Mantenía una perfecta sonrisa en todo momento. Y en cambio aquí, tan dolida debía estar, que no le importó airear esos temas, olvidando que ‘nunca delante del servicio’.

P. ¿Ha cometido un error al tardar en ir al hospital?

R. Totalmente. Ha dado pábulo a que la gente pregunte ‘¿qué pasa, será verdad lo que se cuenta…? Pues sí, y mucho peor. Mucho peor (dice en voz baja).

P. ¿Aguanta por Felipe?

R. Bueno, ella como reina consorte debe mantener el tipo.

P. Ahora que Corinna ya es vox populi, ¿es el momento de una separación? ¿Sería posible en España? ¿Lo contrario no es de ser hipócritas?

R. No tiene porqué. Cuando a la reina Isabel, que es la reina por excelencia, le advirtieron que su marido tenía aventuras extraconyugales, dijo: “A mi marido no le pido fidelidad sino lealtad para llevar adelante el negocio de ser reina”. Estaba ardiendo el castillo de Windor, y ella, la pobre, con cubos de agua y su marido encamando con la madre de Sarah Ferguson en Buenos Aires. Y ahí siguen. Superan estas crisis porque las Familias Reales son otra cosa. No se pueden medir con los parámetros de un matrimonio normal.

El próximo 14 de mayo los monarcas celebrarán sus bodas de oro. “No hay nada que celebrar”, dice tajante. “Aunque cincuenta años de un matrimonio que no fue por amor también tiene mérito. Anteponer la obligación a la devoción, en beneficio de la institución tiene mérito”.

Por cierto, puesto que las nuevas generaciones ya se casan por amor, ¿correrán Felipe y Letizia mejor suerte? Da a entender que sí, pero la pregunta sirve para desviarse rápidamente a sus temas favoritos: “Letizia no es Doña Sofía. La Reina es una profesional. Mientras que a Letizia a veces le falta saber comportarse”.

Le pregunto qué pensará de las infidelidades de su suegro. “Como mujer también tiene que ser solidaria con la Reina, pienso. Pero el Rey es el rey. Ella sabe que el Rey no le tiene afecto, pero es una chica muy lista, calculadora y fría”.

Estos días, sin embargo, los dardos se los lanza al individuo. Opina que la infanta Cristina debería ser imputada al igual que la esposa del ex socio. ¿Por qué no lo ha sido? “Por ese respeto reverencial y ridículo hacia el Rey. ¡Pero si él mismo fue el primero que apartó a su yerno por una conducta no ejemplar, sin presunción de inocencia!”, exclama. ¿Y si Iñaki es condenado, obligarán a Cristina a elegir? “Es que Cristina si no se separa, es porque es cómplice. Si eres inocente, no puedes vivir con una persona que ha dañado a tu familia, a la institución y al Rey. El daño que le ha hecho a la monarquía es enorme, por tanto, no puedes seguir conviviendo con un individuo así. Sí puedes, pero no debes. Cómplice”, remata fríamente.

P. ¿Está haciendo alguna cosa bien la Familia Real en estos últimos tiempos?

R. Sí, porque lo sucedido no descalifica a la monarquía. Ni mucho menos. Es un tropiezo. La monarquía sigue siendo válida en España, no con mayoría absoluta per es válida”.

P. Felipe y Letizia han quedado fuera de todo el escándalo. Da la sensación de que son los únicos que mantienen la compostura.

R. Bueno, ellos son los afectados. Por eso se le ve la seriedad, el disgusto. Ellos están haciendo lo que tienen que hacer.

Antes de terminar la entrevista, hablamos sobre el próximo juicio de Jaime de Marichalar contra la revista que hace un tiempo lo acusó de tomar drogas. Peñafiel piensa que a la publicación la engañaron sus fuentes pero reconoce que la entrada del ex yerno a los tribunales volverá a ensuciar la imagen de la monarquía. ¿Cuándo pararán los escándalos?, le preguntamos. No sabe respondernos.

DESPIECE

¿Y  QUIÉN ES ELLA?

Corinna zu Sayn-Wittgenstein tiene 47 años y es alemana. Procede de una familia con recursos. Su padre era el representante en Europa de las líneas aéreas brasileñas Varig. Se ha casado dos veces. La primera con un empresario británico, Phillip Atkins, con quien tuvo una hija. La segunda con un aristócrata centroeuropeo, Casimir zu Sayn- Wittgenstein, once años más joven que ella y cuya familia desaprobó el matrimonio. La pareja se separó tras nacer su hijo. Conoció al monarca español en 2004. Hay fotos de ambos en un viaje del monarca a Alemania y coincidieron en la entrega de los Premios Laureus celebrados en Barcelona en 2006. En los últimos tiempos ha organizado cacerías de lujo a través de  ‘Boss&Company’, cuyo eslogan es ‘Los mejores disparos’, aunque parece ser que esta empresa no está detrás del viaje a Botsuana. Según el diario Bild Zeitung es una mujer que ambiciona dinero y posición. El español El Mundo la retrata, en cambio, como una mujer “simpática, culta y sobre todo muy inteligente”. Tiene casa en Montecarlo, pero pasa gran parte de su tiempo en un chalet en El Pardo, cerca del Palacio de la Zarzuela. Está al lado del Rey en los buenos y en los malos momentos. Salen juntos a cazar y no se separó de su cama cuando le operaron de un tumor benigno en el pulmón hace dos años. Dicen los rumores que cuando la reina Sofía acudió a ver a su esposo entonces, Corinna tuvo que salir de la habitación. Es más, según el Middle East Times International, un príncipe saudí la recibió en 2007 como representante del don Juan Carlos. Peñafiel no ha podido confirmarlo. La cronista Pilar Eyre, por su parte, dice que la veda está abierta para que, a partir de ahora, la sigan los paparazzis aunque es posible que palacio la envíe una temporada a Mónaco hasta que las aguas vuelvan a su cauce.