Niña Pastori, la artista española que revolucionó el flamenco a mitad de los noventa, regresa a los escenarios chilenos para presentar su nuevo trabajo, Esperanto Verte, un título dedicado a su hija, que se gestó al mismo tiempo que el álbum. CARAS charla con la cantante sobre su vida, su carrera y su gusto por las empanadas chilenas.
No es fácil hablar con Niña Pastori estos días. La artista está sumergida en la promoción de su nuevo disco, Esperando Verte, la antología de grandes éxitos Caprichos de mujer, y en el rodaje de Flamenco, Flamenco, la nueva película del mítico director de cine español Carlos Saura.
Finalmente conseguimos charlar con ella por teléfono entre toma y toma. Se la nota cansada, pero también entusiasmada por participar bajo las órdenes de Saura en una película que intenta acercarse otra vez (tras el estreno de Flamenco hace 15 años) a esta disciplina artística que tanto ha marcado a Niña Pastori.
En breve cruzará el Atlántico para presentar su nuevo trabajo. Su vida ha cambiado desde la última vez que estuvo de gira por el continente americano. En julio de 2008 dio a luz a su primera hija, Pastora, fruto de su matrimonio con Chaboli.
_PREGUNTA. ¿Ser madre te ha cambiado como artista?
_RESPUESTA. No, sólo me ha cambiado los horarios. Como mujer, sin embargo, sí que me ha transformado. Tienes una responsabilidad muy grande. Ese ser tan pequeñito depende de ti las 24 horas, y ahí da igual si eres cantante de éxito o peluquera. Tienes que dedicarte con cuerpo y alma.
La misma dedicación con la que siempre se ha entregado a su carrera. Porque – como ella siempre ha dicho – el trabajo duro, la seriedad y la formalidad son los que la han llevado hasta el lugar privilegiado que ocupa hoy dentro del panorama musical español.
María Rosa García, su auténtico nombre, empezó a subir a las tablas con cuatro años para acompañar a su madre, la cantaora Pastora de la Isla. Aquello le gustó, y con ocho años le dijo a su madre: “¡Yo quiero cantá!”.
A los doce, actuando en un teatro de Cádiz, el mítico Camarón de la Isla se fijó en la niña.
_P. ¿Recuerdas el día que actuaste con él?
_R. Eso nunca se olvida. A esa edad esas cosas te dejan marcada para siempre.
Unos años más tarde, la niña dejó su San Fernando natal y se marchó a Madrid donde se cruzó con personas clave en su carrera: el artista y empresario Paco Ortega y el cantante e ídolo de masas Alejandro Sanz.
_P. ¿Recuerdas tu llegada a Madrid?
_R. Como si fuera hoy. Era una niña, todo era nuevo y apasionante.
En 1995, con diecisiete años, sacó su primer disco, Entre dos puertos, un álbum con el que gracias al single ‘Tú me camelas’, Niña Pastori se cameló al público.
Su estilo, mezcla de flamenco y pop dirigido a un público adolescente, rompía lo establecido hasta el momento en el arte del flamenco. La canción sonó en todas las emisoras y bares españoles de la época.
_P. Dicen que tu primer disco revolucionó el flamenco ¿qué opinas?
_R. Me encanta que digan eso. No se si será cierto o no, pero me acuerdo que fue aceptado con mucho cariño.
Tras aquel éxito, se sucedieron cinco discos más y un recopilatorio hasta llegar a Esperando verte, un trabajo en el que Niña Pastori, ya consagrada como artista, muestra su madurez musical.
_P. ¿Qué hay de María Rosa García en Niña Pastori?
_R. ¡Somos la misma!
_P. ¿Si tu madre no hubiera sido cantaora, te hubieras dedicado a otra profesión?
_R. Estoy segura de que hubiera sido lo que soy hoy.
_P. ¿Consideras que has nacido con estrella?
_R. Algo habrá… También algo de talento, ¿no?
En su segundo disco conoció a otra persona importante en su carrera y en su vida: Julio Jiménez, más conocido como Chaboli. Músico de profesión y antiguo acompañante del grupo Ketama, Chaboli también ejerce de compositor y productor en los trabajos de Niña Pastori.
La pareja se casó en 2002. Trabajar juntos las 24 horas del día no supone ningún problema para ellos. Todo lo contrario, están encantados.
_P. ¿Qué te enamoró de tu marido?
_R. Es una persona muy entrañable, es muy talentoso y muy guapo –suelta de manera picarona.
_P. ¿Qué importancia tiene en tu vida?
_R. La del compañero con el que decides recorrerla.
Un artista nunca para, por ello Niña Pastori siempre lleva encima una libreta para apuntar cualquier idea que le venga a la cabeza.
_P. ¿Qué te inspira a la hora de componer?
_R. La inspiración es algo que viene, no buscas una cosa específica con la que empezar a componer. Es algo que surge naturalmente.
_P. Grabaste Esperando Verte embarazada. ¿Cómo influyó en el disco?
_R. Se nota sobretodo en la respiración – grabó la voz dos meses antes de parir – y en la emoción que tiene.
A su pequeña Pastora le ha dedicado el nombre del disco y una de las canciones: ‘Capricho de Mujer’, porque cada vez que cantaba esa canción, la niña se movía dentro de su vientre.
_P. ¿Cuál es tu mayor capricho?
_R. Tengo algunos… inconfesables.
_P. Una de las canciones de tu nuevo disco se llama ‘Lo fácil yo no lo quiero’. ¿Se saborea más aquello que cuesta conseguir?
– Claro que sí. Como todo en la vida. Creo que es algo que nos pasa a todos.
_P. Y luego está el tema ‘Me he vuelto a levantar’. ¿Cuántas veces se ha caído Niña Pastori en la vida?
_R. No tantas… Estoy muy agradecida por la vida que tengo, por la familia y los amigos que tengo, que es lo que, en definitiva, importa a la hora de hacer balance.
Artista con personalidad, Niña Pastori lucha en cada uno de sus discos por hacer lo que quiere y ofrecer algo nuevo al público. Ella pasa de la moda y de lo que se lleve en ese momento.
También le gusta rodearse de otros artistas. En Esperando verte participan músicos ilustres, como los guitarristas Diego del Morao, José Miguel Carmona (ex Ketama) y Vicente Amigo. Tampoco olvida a los que la han ayudado. “Alejandro [Sanz] es una persona a la que quiero y admiro mucho. La pena es que no podamos vernos tanto…”, dice de uno de sus descubridores.
A sus 31 años, la carrera de Niña Pastori ya es suficiente para poder publicar una antología de grandes éxitos. El título, Caprichos de mujer, coincide con el nombre de una de las canciones de su nuevo álbum. Incluye sus mejores temas y sus mejores versiones, como el ‘Ave Maria’ de Schubert que le cantó al Santo Pontífice en su visita a España, así como vídeos de sus primeros conciertos tras el lanzamiento de su primer álbum. No es el primero. En 2007 ya sacó al mercado otro recopilatorio, exclusivamente para el público latinoamericano: Joyas propias.
El próximo 26 de noviembre aterriza en Chile. Ese día actuará en el nuevo Teatro Nescafé de las Artes (antiguo Teatro Marconi) de Santiago.
_P. ¿Cómo te ha recibido el público chileno en tus anteriores visitas?
_R. Muy cariñosos, como en toda América. Es un lujo poder llevar mis canciones y disfrutar con la gente.
_P. ¿Conoces la música chilena?
_R. Tratamos de escuchar música de todos los países que visitamos. Siempre aprendes mucho y recibes mucha aportación, que resulta de gran ayuda a la hora de componer.
_P. ¿En qué se diferencia el público español del latinoamericano a la hora de apreciar el flamenco?
_R. El público español está más acostumbrado; pero no por esto el sudamericano deja de ser exigente. Es muy culto y eso lo hace conocedor de casi todos los géneros musicales. Siempre nos sorprende.
_P. ¿Qué es lo que más te gusta de Chile?
_R. Su gente y sus empanadas – dice riendo.
Seguro que se toma un par cuando llegue.
Termina nuestro tiempo. Su agenda está muy apretada y tiene que milimetrar cada uno de sus compromisos. Le gustaría poder asistir a la entrega de los Grammy Latinos en Las Vegas el 5 de noviembre. Esperando verte está nominado al mejor álbum del año. No será posible, sus obligaciones en España lo impiden.
_P. Una última pregunta. Habiendo cruzado ya la treintena ¿no se te queda pequeño tu nombre artístico?
_R. No, para nada. Siempre seré Niña Pastori, y me gusta mucho serlo.