Vaqueros inteligentes

Moda / Moda y belleza

En Valencia, España, una empresa familiar le dice a Levi’s, Pepe Jeans y H&M cómo fabricar vaqueros eco ahora que las marcas están empezando a tomar conciencia sobre sus proceso de fabricación. CARAS cruza las puertas de Jeanologia para conocer su fórmula y, ya que estamos, las tendencias del futuro en el acabado denim.

El hombre Marlboro, el chico de la construcción del anuncio de la Coca-Cola Light, el roquero con pantalones ajustados, el hippie de los años setenta… ¿Qué tienen en común todos ellos? El jean, una de las prendas más icónicas del universo masculino y que, destinada en realidad a todos los públicos, forma parte de nuestra cultura.

¿Pero sabían que su producción supone un despilfarro de costes y contaminación? Y sí, puede que unos tejanos vintage sean lo más, pero para obtener el efecto desgastado solo hay dos opciones: esperar el paso del tiempo o derrochar más costes aún, y, en el peor de los casos, arriesgar la salud de los trabajadores.

Esto último es algo que la sociedad ya no tolera. La conciencia social sobre cómo están hechas las prendas ha crecido en los últimos años. El mercado se ha pasado a lo eco y los famosos son los primeros en abanderar la causa. Stella McCartney o Charlotte de Mónaco – a través de su revista Ever Manifesto – son activistas de una moda más respetuosa con el medio ambiente.

Jeanología, dedicada a investigar procesos de fabricación más sostenibles, se ha convertido en un referente en el universo vaquero. Situada en un polígono industrial cercano a la ciudad de Valencia, un centenar de empleados –incluidos los que tienen repartidos por todo el mundo– apuestan por una industria “que no oculte al consumidor final cómo se ha hecho esa prenda. Cuánto se ha gastado en agua, energía y químicos”, dice Carmen Silla, nuestra guía por las instalaciones y miembro de esta compañía de carácter familiar.

Su fórmula es tan eficaz que las grandes marcas y las cadenas de ropa más populares siguen sus dictados: Levi’s, Pepe Jeans, Diesel, Hilfiger, GAP, Zara, H&M o Uniqlo son algunas. La empresa es, de hecho, líder mundial con una cuota del 85% del mercado.

¿El secreto? “La unión de diseñadores e ingenieros”, desvela la misma fuente. En concreto, el desarrollo de una tecnología láser y ecológica aplicada al textil. Jeanologia significa la ciencia del acabado del jean y surgió de su propia evolución. Enrique Silla, fundador y CEO de la compañía, había trabajado para su tío José Vidal, dedicado a vender tejido vaquero, una tela ya datada en el siglo XVII y dirigida en principio a ropa de trabajo. En 1993 creó su propia empresa. Puesto que conocía el tejido y los centros de producción donde se fabrican los pantalones, abrió una consultoría para asesorar a las marcas y a los tejedores sobre cómo optimizar las producciones y lograr acabados como el efecto envejecido.

Con ello “nos dimos cuenta del enorme gasto de mano de obra, energía y agua que requería el proceso, con el agravante de que encima contaminaban el medio ambiente”, explica Carmen. De modo que se plantearon crear una tecnología para conseguir  “una industria más limpia y más respetuosa con el trabajador así como un avance tecnológico”.

“El lavado a la piedra es conocido desde los años ochenta; nosotros no hemos inventado eso, pero lo que sí hemos hecho es ver cómo se puede hacer de una manera más sostenible”. La búsqueda de la tecnología derivó en el láser y la primera máquina estuvo lista en 1999.

El láser actúa tanto en el color como en el tejido, y sirve para crear efectos en una determinada parte de la prenda. Por ejemplo, un corte en la parte trasera de la pernera derecha o el efecto desgastado en las rodillas.

Crear un efecto vintage puede costar hasta veinte minutos si se lija a mano. Amor Cardona, una de las empleadas, nos demuestra in situ cómo conseguir lo mismo en 45 segundos. Es tan fácil como colocar una plantilla encima de la prenda a través de una pantalla de ordenador.

Aparte del láser, también cuentan con eco-lavadoras, que suponen un gran ahorro, y con una máquina de ozono y otra de nanoburbujas. La primera sirve para decolorar la prenda con gas. La máquina toma el aire como fuente de energía, descomponiéndolo hasta crear ozono, el cual se utiliza para decolorar. uego lo convierten otra vez en aire, limpio por supuesto. La segunda sirve para para darle a la prenda el acabo final, quitando, por ejemplo, el polvo que ha dejado del láser. Este sistema no requiere casi agua y permite emplear la dosis exacta del producto necesario (por ejemplo, el suavizante).

Y, ojo, todo lo dicho sirve tanto para el tejano como para sudaderas, camisetas y tops de punto, tejido que también dominan.

Por supuesto, “cosa que sacas, cosa que copian”, dice en referencia a las empresas que han plagiado su tecnología.

Jeanologia actúa como un triángulo entre las marcas y los centros de producción. Su objetivo es convencer a las primeras para que utilicen su tecnología y la implementa en sus centros. “También hay marcas que vienen con un diseño para que investigues cómo quedaría con el láser y le hacemos una muestra. Al final es un feed-back”.

Los centros de producción suelen estar en paises como China, Pakistán o Bangladesh, “donde la mano de obra es muy barata y no reparan en los despifarros. Su filosofia es ‘si tengo que gastar tantos litros de agua, los gasto, o si tengo que tirar agua contaminada al rio, la tiro’”, reconoce. “Hasta hace nada, nadie se ha preocupado por eso. Hoy las marcas tienen más conciencia, el consumidor presiona y se preocupan más de cómo lo están haciendo en sus centros de producción”.

Algunas técnicas ya están prohibidas. Por ejemplo, el sandblasting, que consistía en aplicar un chorro de arena sobre la tela vaquera. Dicho proceso provoca una enfermedad, la silicosis, que ha llegado a producir muertes.

“Hay algunos centros que tienen el láser y todavía hacen alguna cosa a mano. O después del láser todavía quieren hacerle un repasito a mano. Pero, poco a poco, confían más en esta nueva tecnología y el lijado a mano acabará cayendo por su propio peso”, vaticina.

Jeanologia –que en 2013 recibió el premio de Mejor Equipo de Diseño Sostenible del Mundo por parte de los Global Fashion Awards– trata de mejorar las condiciones de los trabajadores y ha creado una nueva profesión: el diseñador láser. Su función es dibujar plantillas con todas las posibilidades que la tecnología permite.

Ahora bien, ¿qué opinan los grandes puristas del denim? Porque en este universo, el vaquero roto es el que se rompe con el uso y el vintage es el que tiene más veinte años. “Hay mucha reticencia a usar la tecnología”, admite Carmen, pero Jeanologia ha demostrado que se puede conseguir el mismo efecto. La prueba está en su showroom True or Light (un juego de palabras que emula el ‘Verdadero o Truco’ y se traduciría como ‘Verdadero o Láser’). Allí puedes comparar prendas auténticas –obtenidas en mercadillos o donadas– y su copia gemela eco. Sinceramente, esta periodista no pudo distinguir cuál era True y cuál era Light.

De cara a desarrollar nueva tecnología, la empresa observa las tendencias de la calle y luego recrea. Por ejemplo, han creado un láser concreto para hacer los rotos. También se fijan en lo que hace la propia industria de cara a mejorarlo, y detectan lo que pueden aprovechar de otras. En su mini centro de producción crean muestras para enseñar a los clientes.

El futuro del denim pasa por la customización personal en la propia tienda. “Vimos que ahora se lleva mucho la exclusividad y por ello hemos creado una máquina láser para las tiendas. El comprador elige una de las plantillas (dibujos, letreros, un roto) y en un minuto lo tiene”. Otro empleado de la compañía nos hace una demostración.

Pepe Jeans y Armani ya cuentan con ella en algunos de sus establecimientos. Se puede customizar casi todo: vaqueros, cazadoras, zapatillas de ante y hasta… ¡la piel de un coco! Prueba de que el sistema de Jeanologia se puede aplicar en industrias diferentes al tejano o el punto.

Otra tendencia que apunta maneras es el Athletic Wear, prendas deportivas de punto más sofisticadas, así como una mejora en la mezcla del punto y el denim que llevan los vaqueros elásticos.  Eso sí, “el roto va a continuar y el vintage también”, sentencia Carmen.

PREGUNTA. ¿El vaquero morirá algún día?

RESPUESTA. Yo creo que nunca. Es una prenda para todo el mundo: niños, mayores, pobres, ricos…

El denim es incluso divino. “Aquí hemos hecho los hábitos de unas monjas de Burgos cuya tela es de tejido vaquero”.